Introducción
Según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO), el 90% de los alimentos de todo el mundo se obtienen a partir de 100 especies de cultivos, de los cuales, 71 se polinizan con abejas. Si venimos un poco más cerca, en Europa existen 264 especies de cultivo y casi 4.000 variedades vegetales de las que un 84% dependen de la polinización de abejas. España no es ajena a esta problemática, pues se encontraría entre los países europeos más afectados por la desaparición de colmenas.
Ante cifras tan apabullantes, no resulta difícil comprender que una merma importante de los censos de abejas, cuando no su desaparición en amplias zonas del planeta, como la que está ocurriendo en la última década, podría comprometer de forma directa la viabilidad de numerosos cultivos, la diversidad de múltiples ecosistemas y el abastecimiento de alimentos a la población.
Causas de la desparición de las abejas
Lejos de ser una respuesta única y sencilla, nos encontramos ante un complejo entramado de causas que, con mayor o menor
peso, afectan a la desaparición de estos insectos y que los numerosos científicos que lo han analizado señalan hasta más
de diez factores implicados, entre los que destacan:
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Insecticidas y otros productos químicos. Se podría considerar como el principal factor de desaparición de las abejas a nivel mundial. Es evidente que el efecto de los primeros no sólo aparece sobre “insectos plaga”, sino también sobre otras poblaciones beneficiosas para los cultivos, entre las que se encuentran las abejas. De este modo, se ha observado que el uso generalizado de insecticidas como los neonicotinoides son causa directa de la desaparición de colonias de abejas y otras especies.
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Parásitos. como los pertenecientes al género Varroa, u hongos como Nosema ceranae, entre otros, pueden provocar importantes mortandades en las colmenas afectadas, llegando incluso a provocar su desaparición.
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Contaminación y presencia de campos electromagnéticos. La presencia de contaminantes y ondas electromagnéticas en la atmósfera, dificulta la orientación de los insectos y que puedan localizar las zonas de alimentación o incluso retornar a la colmena, por lo que también suponen un perjuicio importante.
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Cambio climático. Nos encontramos ante un proceso de cambio climático que está dando lugar a ciclos de temperaturas anómalas, precipitaciones intensas o sequías prolongadas en determinadas épocas del año y en áreas donde no son habituales. Todo ello hace que los ciclos de las plantas y los periodos de floración se alteren, con consecuencias directas en la actividad de las abejas y su disminución.
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Presencia de especies invasoras. Probablemente influenciado por lo descrito en el punto anterior, nos encontramos ante un incremento progresivo de la abundancia de especies invasoras altamente predadoras de las abejas autóctonas.
Comentarios
José Hernández
Qué artículo tan interesante. Gracias por la información, estaré al pendiente de su blog.
María Molina
Su blog es muy interesante. Me inscribiré a su boletín de noticias.
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